EN OCTUBRE NO HAY MILAGROS, EN EL DESARROLLO TAMPOCO
Gustavo Roberto Rojas Alegría.
“Desde tiempos inmemoriales, la vida del país está ligada a la minería. El Perú es líder mundial en actividad minera, quinto destino en inversiones para exploración minera. Tiene una cartera de proyectos superior a los $24 000 millones de dólares. Actualmente la actividad extractiva aunque venida a menos por la crisis internacional, sigue siendo la vedete de la economía nacional. El 2008 concentró el 62% de las exportaciones, que aportaron el 5,2% del PBI.”
“Aproximadamente medio millón de ingenieros, físicos y otros científicos se gradúan cada año en la India; en la Unión Europea se titulan 200 mil ingenieros y científicos anualmente y en Estados Unidos lo hacen 60 mil en ese mismo lapso. 17 millones de personas disponibles hay hoy en la India para trabajar en la industria de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs); el auge ‘tecnoexportador’ de esta nación se explica sobre todo en su sistema educativo orientado hacia las matemáticas y las ciencias. Este enorme potencial humano fue el que sustentó el 2006 ventas de TICs por un valor de 52 mil millones de dólares.”
Dos importantes noticias que analizadas dejan en claro cual es la visión de los gobernantes de ambas naciones respecto a las prioridades de sus políticas de desarrollo: el Perú históricamente apostando por una política primario exportadora consistente en extraer salitre y exportar salitre, extraer guano de la isla y exportar guano de la isla, extraer pescado y exportar harina de pescado, extraer mineral y exportar mineral, extraer gas natural y exportar gas natural; la India apuesta por exportar inteligencia. Aquí el contraste de las políticas impulsadas por Alan García y los que le antecedieron contra la política visionaria del primer ministro indio Pandit Jawaharlal Nehru, quien desde el inicio, comprendió los beneficios de vender inteligencia al resto del orbe. Por eso es que su gobierno focalizó sus esfuerzos en mejorar la educación superior e impulsar los centros de investigación, logrando un alto dinamismo científico y tecnológico que le permite hoy participar exitosamente en las condiciones de extrema competitividad que exige el mundo globalizado.
Países emergentes como Nueva Zelanda, Australia, Chile, Brasil, entre otros van por ese mismo camino. Hoy Brasil, bajo la conducción de Lula Da Silva, es considerada la octava economía más importante del mundo y es la mayor de AL. Qué decir de los países emergentes del Asia Pacifico que hace tres o cuatro décadas partiendo de una situación económica más precaria que la nuestra invirtieron en educación superior con el fin de dotarse de una base científico tecnológica que les permitiera aprovechar los profundos cambios que traía consigo la sociedad del conocimiento, logrando sustentar su desarrollo con autonomía en el concierto mundial en base a incorporar un alto valor agregado a los bienes y servicios que producen y comercializan.
Cuando se analizan los espectaculares resultados logrados por los países emergentes y del primer mundo, suele utilizarse el término “milagro”. Así se habla del milagro alemán y japonés después de la terrible conflagración mundial; milagro de los tigres asiáticos, milagro chino, milagro finlandés, milagro irlandés, milagro hindú, milagro brasileño etc. Así interpretado, nuestra endémica postración se debería a que aún no somos bendecidos por un milagro, y por lo tanto, debemos esperar que ese hecho divino y extraordinario suceda. Sabemos así que nunca sucederá. Construyamos el milagro.
El pasado año, el Perú destinó a la educación superior sólo el 2,8% del PBI, de los cuales la mitad fueron recursos directamente recaudados por las propias universidades, lo que en la práctica significa un permanente retroceso de la responsabilidad del Estado con la Educación Superior, faltando a la Decima Segunda política de Estado del Acuerdo Nacional por la que se compromete a “Garantizar recursos para la reforma educativa otorgando un incremento mínimo anual en el presupuesto del sector educación equivalente al 0.25 % del PBI, hasta que éste alcance un monto global equivalente a 6% del PBI”. En contraste, nuestros vecinos de América destinan a sus instituciones de Educación Superior porcentajes de su PBI por encima del 4,5%. Por supuesto, muy inferiores a los países asiáticos como, por ejemplo Malasia, que destina más de 7,5% del PBI.
¿Milagro?, por supuesto que no. Sólo decisión de invertir en políticas educativas de largo plazo apostando por el futuro, responsabilizando a las universidades la formación de cuadros rigurosamente calificados que conduzcan el proceso del desarrollo social sustentable. Para ello, es Estado debe proveerle del financiamiento para la cabal atención de la investigación, la docencia y la extensión universitaria. Alan García lleva ya más de ocho año de gobierno, ¿qué tiempo ha dedicado en sus discursos para explicarle al país su política respecto al rol estratégico que deben jugar las universidades públicas, como promotoras de equidad, de generación de conocimiento y como verdadero instrumento de liberación de la dependencia y alienación de las potencias dominantes?.
Por el contrario, en lugar de potenciar la universidad pública, hay una política de agresión traducida en sistemáticos recortes presupuestales, estrangulamiento de su finanzas a través del SIAF, violación de la autonomía universitaria, recorte de la gratuidad de la enseñanza, confiscación de los ingresos directamente recaudados por las universidades, desprestigio a través de los voceros del ejecutivo (declaraciones ominosas contra la universidad del Presidente de la República Alan García Pérez y de su Ministro de Educación José Chang Escobedo), incumplimiento de las normas respecto a las remuneraciones de los docentes (Programa de Homologación de las remuneraciones de los docentes de las universidades públicas). ¿Cómo puede explicarse que más de 25 mil los docentes universitarios tengan que verse obligados a realizar una huelga nacional indefinida para exigir al gobierno cumpla con la ley?, ¿Cómo puede explicarse que al gobierno no le interese que más de 350 mil estudiantes tengan paralizados sus estudios, sus investigaciones, sus expectativas de desarrollo profesional?. Esto es la muestra más palpable de que nuestras élites no gobiernan en función de los intereses del país, sino de sus propios intereses y los de los grupos de poder a quienes sirven. Ningún país que se respete, ningún gobierno que realmente tenga una visión de país puede permitir que sus universidades y centros de investigación estén paralizadas.
Paralelamente, nosotros los universitarios también debemos asumir nuestras responsabilidades. Es claro que asegurar mayores recursos para la universidad, sin acompañarla de una profunda reforma de sus procesos para sacarla de su marasmo, de sus cuatro paredes, de la autocomplacencia, de la sobreexplotación marketera de sus hombres ilustres, no es suficiente y no garantizan un cambio. El derecho al trabajo no puede ser manto protector de la mediocridad. Tiene que haber el firme compromiso de los universitarios de recuperar su rol critico al conocimiento, desarrollar sistemas de autoevaluación y acreditación como procesos de responsabilidad social, superando los falsos procesos de calificación de variables estadísticas, como si se tratara del control de calidad de una mercancía y no una casa de estudios, compuesto por seres humanos, cuyos objetivos son distintos a la lógica del mercado; debemos acabar con la cultura del aprovechamiento y el individualismo egoísta, el tecnocratismo y el utilitarismo, y reemplazarla por una cultura humanista y tolerante que debe acompañar a un profesional, como ciudadano comprometido con su sociedad y su país.
Muchos de los que hoy somos profesionales tenemos una historia que recordar y contar: cuantas veces hemos visto a nuestros padres pasando hambre con tal de procurarnos una educación, que es lo único que se propusieron heredarnos. Ellos son los que realizan el milagro de la superación de sus hijos, apostando todo e invirtiendo en su educación. ¿Se equivocaron nuestros padres?. ¿Porqué nuestra élite gobernante nunca aprende de esta sabiduría? ¿Será que se sienten de otro país?. Necesitamos la decisión política de invertir en educación. Necesitamos la decisión política de invertir en inteligencia. Sólo una verdadera educación nos emancipará intelectualmente, ese es el reto, allí está el futuro
Trujillo, Octubre del 2009
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